dijous, 23 de desembre del 2010

versión inklinada de "Bolitas al viento"


Es la versión "chika" del viento, tocada con saxofón y mogollón de amor. Todos los colores salen del corazón (es literal, lo que os cuento) y se difuminan suavemente por el mundo, con esa caricia que solo ella sabe dar.

Las bolitas son las mismas que las de la otra versión, sólo que más "chikas". ¡No sabéis lo que cuestan!

¿Que por qué es vienta y no viento? Pues creo que está muy claro... Porque tiene un montón de aloe vera en su rostro, los labios pintados y curvas por todas partes . Además, está hecha de purpurina... Pero si os parece muy pastelita, atended a la otra cara (otra vez la misma, pero al revés, en versión "chiko").

Ahora os la enseño...



La otra cara de Vienta y sus labios. Inklinados y rojos (como yo, me, mi, conmigo).

dimecres, 22 de desembre del 2010

bolitas inklinadas al viento



Hay quienes nos invitan a irnos con viento fresco (qué pupa). Y quienes son una ráfaga de viento en nuestras vidas. Hay vientos huracanados y destructivos. Y ventanas que se abren por la gran fuerza del viento. También está el viento sur, que nos hace resistir cuando la frigidez del frío invierno nos hermetiza.

Ojalá todos tuviéramos un almacén de viento, al estilo de John Coffey (Michael Clark Duncan), ese enorme preso negro que consigue hacer milagros desde su celda en "La milla verde", transformando el mal en bolitas diminutas que expulsa por su boca inocente.

Quiero saber dónde está el escondite de todos los vientos. Y quiero soplar como lo hacía John.

dimarts, 21 de desembre del 2010

inklinegación encorbatada


Érase una vez un joven intelectual con gafitas redondas al que le gustaba mucho leer y escuchar.

Un día decidió dejar de leer y dejar de escuchar y se puso una corbata.

La corbata lo encorbató y con el tiempo, le salió una barriga muy grande, su cara se llenó de marcas y sus ojos se inklinaron a la desconfianza.

Pero ¿sabéis qué...? Todos los hombres pueden cambiar. Basta con que se quiten la corbata y vuelvan a respirar con dignidad.

dimecres, 15 de desembre del 2010

pájaro inklinado a la danza clásica


Et voilâ! Aquí tenemos a su señoría, interpretando con las olas "El lago de los Cisnes" ¡como mínimo! Entre el mar y el cielo ¡menudo escenario!

No creo que busque aplausos, aunque tampoco que les haga asquitos si los hay. Disfruta de lo lindo y me parece un plumífero de lo más elegante. El azul era el color preferido de... bueno, supongo que seguirá siéndolo...

Mientras baila se olvida de que volar cansa, de que se puede uno caer desde lo alto, de que aunque sea pájaro, no siempre las alas funcionan... Cuando baila, ¡hasta a las olas se les ponen las burbujillas de punta!

¿No os entran ganas de poneros unas zapatillas de ballet, rollo Billy Eliot?

dimarts, 14 de desembre del 2010

sexos inklinados a ver más allá


Todo él es un experimento. Me refiero al dibujo, pero también al sexo. Ahí es nada. Hice un garabato y salieron órganos sexuales, patas, ojos, botijos, ranas, espermatozoides y un útero en medio, que podría ser tranquilamente una boca con cosas que sacar, que decir, que parir...

Le faltaba un toque de color, un poco de luz para alumbrar. Así que me puse a indagar. ¿Cómo se pinta con un ordenador aquello que está fuera de los límites?

Los sexos también quieren ver qué hay más allá de ellos mismos. De momento, amarillo.

tigre inklinado a ser fuerte


Ojo con él. Parece que quiere ser un dibujo, pero en realidad es un tigre. Tiene mirada de peluche y parece que acaba de salir del barbero, pero sus manchas desiguales y negras no engañan a nadie. Un tigre es un tigre y aunque no enseñe los colmillos, no significa que no los tenga.

Sufre un montón cuando se da cuenta de que su naturaleza es felina. Por eso mete el hocico en un jarrón y lo convierte en un cáliz sagrado. No quiere oler la sangre sino el vino. No quiere ser tan fuerte ni tan animal.

Menos mal que primero vino la oveja, porque si no, éste, con lo feliciana que es la otra, ¡ya se la hubiera merendado!

A veces la fuerza me asusta tanto como a él. Otras, cuando la necesito y no la tengo, me siento como sus bigotes, una extensió artificial de una bestia que se esconde y se olvida de cuidarme.

oveja inklinada al lila


Ella llegó primero, con ganas de corretear a lo loco por el monte, diferente a todas, vestida de lila y con calcetines de lana. Luego llegó el tigre, un poco más serio, todo hay que decirlo.

Tiene de especial su corazón. Se puede ver, porque lo lleva puesto a todas partes. Y sí, su corazón es lila porque también nos ha salido rarito...

Olivo inclinado a ser un pino

 Lo empecé en un atobús y aunque estaba quieto y solo en mitad del camino, todo en él se movía. Se movían sus hojas de alambre, se movía el viento, se movían sus ramas...

Aparentemente, yo también estaba quieta y sola. Sin embargo, me encontraba rodeada de gente y se movía mi sangre.

Él era un pino enraizado a la tierra con raíces de olivo y apariencia perenne. Yo, algo parecido. 

Los dos compartimos viaje con el pájaro. Cada uno, el suyo.

Mujeres inclinadas a verse

Este dibujo lleva una carga tremenda de ternura y de feminidad. El positivo y el negativo de la misma ternura. Se miran porque quieren verse a sí mismas. Y se aman.

No sé si se trata de dos mujeres o de una. Lo que está claro es que se han encontrado.

dissabte, 11 de desembre del 2010

Dragón bebé inclinado a preguntar




Sección infantil: ¿Y por qué? ¿y quién? ¿y para qué? Es decir, la puñetera base del periodismo que se hacía antes. Vaya, del único periodismo. 

Esta criatura, por extraño que parezca y siendo tan pequeña, también está inclinada a pensar. ¿Os recuerda a algo su retorcimiento cerebral? Gracias a él, precisamente, se hace preguntas como por ejemplo: ¿Para qué servirá esto? (su lengua de fuego). 

¡Esperemos que no se le ocurra encender un cigarro y menos en un lugar público!

Creo que antes, la gente se preguntaba más cosas. Cuestionaba. Era crítica. Pensaba... Cuando las personas nos hacemos preguntas (cuantas más, mejor), el poder lo tiene mucho peor en su intento enfermizo de manipularnos. Y hablo de cualquier tipo de poder. No soy una nostálgica permanente, ni me aferro necesariamente a eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor... 

Pero sí cambiaría petróleo por burros (animales). O mejor, por dragones que supieran volar (este todavía no sabe que sabe).

Bestias inclinadas a fundirse


Fundirse a negro, con-fundirse, fusionarse, ser parte de otro, no poder existir sin el otro, estar condicionado por el otro (léase también la otra)

Estos animalitos nacieron ya fusionados con otro dibujo: "Mujer inclinada a callar". El perfil de ella se traspasó a la siguiente página de la libreta, manchando la hoja de negro. Como no suelo inclinarme a la destrucción, decidí aprovechar las curvitas y me puse a imaginar otra cosa que no fuera el perfil de una mujer. Cuando repasé las manchas con un rotulador oscuro, lo vi todo claro. El rinoceronte y el elefante, parte de un mismo todo, me estaban esperando. Luego vinieron el pájaro, la serpiente y el caracol. ¡Y eso que no había comida para todos!

divendres, 10 de desembre del 2010

Vida inclinada a morir, o viceversa



Empezó siendo una mujer con un niño en brazos. Luego vi la cara de un tercer personaje un tanto monstruoso que me asustaba. No era un ser de luz, desde luego, pero me pedía, me suplicaba, casi, casi, me exigía que lo dejara nacer... Me recordó un poco a mis orígenes. Por un lado, me daba un "yuyu" tremendo cargármelo así, por las buenas, sólo por el hecho de que, en el fondo, intuía que podía tratarse de la muerte. Por el otro, ¿cómo podía yo cargarme a alguien que deseaba formar parte de la vida? Así que ahí se quedó, inclinadita a lo que ella quiera.

Yo creo que ya existía mucho antes de que yo la dibujara...

dijous, 9 de desembre del 2010

Ser inclinado a provocar



Y seguimos con las burlas a cualquier tipo de autoridad. ¡Toda una provocación!

La palabra provocación me recuerda a un ser al que adoro. Él defiende que no existe la provocación, a no ser que haya alguien que se sienta provocado. Yo no estoy de acuerdo. Existen las provocaciones con la insana intención de agredir al otro/otra directamente. Y aunque el otro u otra no reaccione, sale herido o herida impepinablemente.

Luego está el arte de seducir mediante la provocación. Algo muy animal, pero también muy interesante. Pero esa es otra historia.

Mujer no inclinada


Rígida como un palo. Estrecha. Pintada. Camuflada. Escondida. Tiesa. No es nada personal contra ella. Es algo personal contra mí. ¡Dios salve a la reinona y a su collar de perlas!

Caracol inclinado a seguir



La belleza pesa. No sólo los kilos. Y si no, que se lo digan a él... Hay cargas preciosas que llevamos a cuestas porque forman parte de nosotros. De nosotras. Sin ellas estaríamos desnudas del todo y sin embargo, no podemos evitar que sean como un embarazo no deseado. Y no, no estoy hablando de los hijos que no tendremos. Pero miradlo bien. Ahí sigue... poliki, poliki!

Preso en libertad inclinado a asustarse


Tras mucho tiempo encerrado, uno se inclina a pensar que nada puede salir bien. Tiene el miedo instalado en el cuerpo. Como un niño sin madre. Y lo peor es que todo es real porque así lo siente.

Me entran ganas de quererlo tanto...

Marciana inclinada a salir


Como ET, pero de marcha.

Es tan fina, ella...

Salir de aquí, salir de mí, salir a ver, salir a pasear por un planeta que se parezca más al de mis sueños.

Mujer inclinada a callar




Me haría llorar, cada vez que la mirara, si no fuera porque sé, a ciencia cierta, que su rabia podrá más que su resignación o su tristeza. Y saltará a la calle, un día a de estos, a una calle cualquiera que tenga nombre de mujer, "con su sonrisa puesta" y sus ojazos llenos de karicias con "k" de kilo y de "kerer".

Eguzkilore inclinado a proteger


El amor de mi vida, sin ninguna duda. Es él quien sigue protegiéndome de mí misma.

Hombre inclinado a "embeberse"


Y vosotros, cielitos lindos que estáis en todas partes... que las véis en todas partes, a sus partes mucho antes que a ellas. A vosotros os inclino, en dulce homenaje, a la fito-abstracción de la ambrosía. Con todo mi cariño hacia vuestros heróicos hígados.

Mujer tendiendo sábanas inclinadas


¡Hay Mari Juani, qué vida esta, tan feliz! El otro día, hablando con una amiga muy amiga, coincidíamos en que la música heavy va de narices para limpiar, los sábados a la mañana. Hay una parte de mí que se engaña constantemente cuando a ratos, quiere ser lo que no es y viceversa. Envidio su sonrisa. Y a la vez... se parece tanto a nosotras, las de antes...

Anciana inclinada a fumar

 
El tabaco ha sido siempre una de mis obsesiones. Y sigue siéndolo. Creo que no voy a llegar a más vejez que a la que mi imaginación me proporcione. Por eso, de mayor, quiero ser como ella pero de colores.

Desinclinación

Me detuve. Os pido mil disculpas. Paré de escribir y me puse a dibujar. Jamás lo había hecho antes (bueno, dos chapucillas, en las vacas de Galizia). Pensaba que no sabía. Ahora sé que sí, que sí sabía, aunque no lo supiera. Bien o mal, eso no importa. Lo importante es que hay cosas que decir desde las tripas, que salen, como en un parto, a lo que tenga que ser, pero a la vida al fin y al cabo.

Me desinclino a seguir para seguir de otra manera. Y lo hago con miedo, con ilusión y con esperanza. Igual que me levanto cada día de la cama.

No tengo ni idea de por qué. No hay intención. Creo que es una convulsión interna que quiere nacer sin el permiso oficial. Así que sólo se me ocurre una canción: ¡Adelante Bonaparte!

dilluns, 1 de novembre del 2010

Mujer inclinada a ocultarse




La gorra era un tejado demasiado inclinado, o sea, torcido del todo. Y como el rotulador no se borra así como así, empecé a tejer a mano, hice lo que pude. Así llegó esta "neska" a tener cierta armonía en su cabezota.

Todo el mundo le dice que es muy guapa. Pero ella, erre que erre, ¡siempre debajo de sus pelos en la cara! Supongo que tiene miedo a que se sepa toda la verdad.

dimarts, 26 d’octubre del 2010

Bere kriskitinen erritmora dantzatzera grinatuta dagoen emakumea




Mujer inclinada a danzar al ritmo de sus propios cascabeles

Ella es mi chica. Tiene una sonrisa en su expresión muy verdadera, una alegría y unas ganas de danzar que se contagian, un ombligo como el que tenía yo hace nada y menos y unos pechos tan bonitos como la rosa que sostiene en sus labios (con ella tararea una canción de aromas muy antiguos).

Es la mujer más libre que conozco. Tiene fuerza, sensibilidad, ritmo, cintura y cadera. Es sexuada y sensual, divertida, guerrera, auténtica... Es la música que hace bailar al mundo y que lo vuelve inclinado de remate. 

Fue mi primer parto y salió de tan adentro, que al sacarla sólo pude sentir felicidad y unas ganas locas de seguir viviendo.